febrero 12, 2008

El castigado


El viernes pasado estaba caminando por la calle Landaeta, recorriéndola en busca del lugar oscuro del encuentro.
Las calles cobran vida en la oscuridad y es un deleite el recórrelas sin ruidos, sin gente alrededor.
Mientras trataba de recordar la numeración del lugar miraba con detenimiento los detalles de las casas que ya comenzaban a apagar sus luces para el descanso nocturno, algunas parejas aprovechaban la oscuridad para jurarse amor eterno, el aire era frío, la noche estaba sin estrellas, era una noche lúgubre.
Mis pasos eran calmados, mi corazón latía sin prisa. De pronto en una esquina con una iluminación deprimente encontré un pequeño envoltorio, era difícil verlo con claridad, algo dentro de mí me decía que no me acerque, pero quien escucha a su voz interior últimamente.
Escuche el sollozo de un pequeño y que el envoltorio lentamente se movía, mire a todos los lados para ver si había alguien más que se acerque conmigo a ver lo que había dentro, pero la calle estaba desierta, el aire era pesado, era difícil poder respirar, mi corazón se agitaba con cada respiro, pero a la vez sentía el deber de acercarme a ver si en realidad era un pequeño el que sollozaba entre esas envolturas.
Me preguntaba como era posible que los ruidos de la noche se desvanezcan durante esos instantes y que solo ese sollozo era posible escuchar, mi mente comenzó a divagar en lo que debía y no debía hacer, si tan solo hubiera pasado por ahí algún coche, me hubiera ido en el sin importar el destino que llevara.
Mis pasos se hacían lentos, parecía como si recorriera esa pequeña distancia y esta se podría extender más de lo que imaginaba, como en una película de terror, me dije a mi misma que debía de dejar de ver películas de terror pues estas estaban influenciando en mí.
Al llegar al pequeño bulto, me agache y el sollozo era más fuerte, al levantar mi mano para poder descubrirlo, sentí un gran escalofrío. Tome un respiro profundo, el aire me cortaba la garganta, pero lo descubrí, y era un pequeño envuelto en un aguayo viejo, tenía un rostro celestial, y sus lágrimas parecían relucientes diamantes cayendo de sus ojos azules.
Lo tome entre mis brazos, y seguía llorando, busque alguien para que me ayude con el, pero la calle seguía desierta, decidí llevarlo a algún lugar, no podía imaginar al ser tan cruel que lo dejo ahí, y mientras me dirigía calle abajo, el pequeño se hacia cada vez mas pesado, mis manos se adormecían, el llanto cambiaba con cada paso.
Se hacia mas grueso y un poco grotesco, creía que era por que sentía frío, me saque el abrigo y lo envolví, no podía con el peso, pues parecía que se volvía de piedra.
Me senté en unas gradas y descubrí el envoltorio, para ver que era lo que pasaba con el pequeño. De pronto una grotesca imagen se me apareció, gritando que por que lo había movido.
Mi corazón saltaba de mi pecho, no podía creer que el cuento que había escuchado podía ser real, que los castigados existían y debían pagar sus condenas.


Este cuento esta dedicado a mi hermosa ciudad, de la cual se puede rescatar un sin fin de historias, solo es cuestión de escuchar y mirar….

9 comentarios:

Juan Manuel Boehme dijo...

No sé que podría estar haciendo una chica como tú a altas horas de la noche, donde quizás la luna no brillaba, donde la oscuridad era eterna, en un lugar donde al que quizás nunca debiste ir...
Pero ahí estabas, solo tú, sin recordar que nunca has estado sola, siempre había alguien a tu lado, aunque nunca lo veas o no creas que esté, siempre está ahí.
En ese momento tomaste a ese niño, aún no puedo imaginar que pudiste ver o escuchar, pero quizás, nunca debiste haberlo tomado...
¿Exactamente que era?
¿Tendré que imaginarlo?
¿Pura ilusión?
¿Fantasía quizás?...
Mi mente no imagina que podría haber sido....

nois de lean dijo...

sil.. me dio kilikili brrrr

snif, snif

Silvia dijo...

Mira Yoju, si le das una revisadita profunda dice CUENTO.
Un abrazo y eres bienvenida cuando gustes.

Jajaja querido Fer, ya sabes si te portas mal te mando solito por esa calle jajaj.

Juan Manuel Boehme dijo...

Silvia te has olvidado de mí Yoju=Juanmboehme!!!!
Ya se te olvidó como escribo?
no puede ser que me hayas olvidado, después de tantos momentos especiales...
Cuídate

Silvia dijo...

M...da! Lo siento, crei que eras.... bla bla bla... Mi querido Juanma, querido, lo siento mucho, no no he olvidado esos momentos tan hermosos, ni los voy a olvidar por el resto de mis días.
Sabes que aun recuerdo nuestro cumple informal.
Te beso mucho.

Juan Manuel Boehme dijo...

uyyyy ya pasó el 19 de ¿?<-Yo solo sé, así que ya ha pasado
FELICIDADES!!!
¿O me equivoqué?

Silvia dijo...

Sip, te regale un pedacito de luna y una estrellita que aparecio en el cielo. Felicidades!!!!

Vania B. dijo...

Buen cuento, que más parecía una pesadilla de esas inolvidables. Me encantó.

Te dejo un abrazote, Silvita.

Silvia dijo...

Sasias Vania, me alegra que te haya gustado, Un beso y abrazo.