octubre 24, 2008

19 - septiembre


La fecha ya había sido marcad, la cita hecha.
Los días pasaban muy rápidos, no podía distinguir entre la noche y el día, mi cuerpo se retorcía, sufriendo a la par de mi mente. Las noches que las había pasado llorando se multiplicaban hasta el día marcado.
Amaneció, me costo abrir los ojos ya que me pase la mayoría de la noche despierta con el dolor profundo, los rostros en la calle eran fantasmas que se asomaban a ver mi palidez, nadie comprendía mis ojeras.
El dolor hacia más lento el transcurrir de las horas, las palabras se perdían, era difícil ya caminar. Deje que me arrastren por ese corredor oscuro, solo la luz de una simple lámpara alumbraba la habitación, los fantasmas estaban vestidos de blanco inmutables ante mis gritos, de pronto sentí como fluía parte de mi vida, desprendida sin anestesia, retorciendo mi interior en busca de los residuos de mi alma.
Desperté mareada, no sabia donde me encontraba, las lagrimas mojaron mi cabello y me hacia frio, busque mi ropa, pues estaba desnuda, no podía moverme, pero sentía la necesidad de escapar de ese lugar. Las calles estaban vacías, no había esperanza en las esquinas, me fue difícil conseguir un taxi y entre balbuceos le di mi dirección.
Las pastillas no calmaban el dolor, y las lágrimas seguían recorriendo mi rostro, ya no había más, mi alma había sido extraída sin más remedio, era el último pedazo que me quedaba.
Ahora mi mirada es distinta, mi sonrisa esta vacía, no tengo más que remordimientos y pena……

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