enero 23, 2007

Como conocí Sorata...bueno una parte


Un sábado que pensaba dormir todo el día, que pensaba que iba a estar tranquilo suena el timbre de mi casa, cuando salgo a abrir la puerta me encuentro con mi querido Marce y la vinchu Clau.
Nos saludamos todo y decidimos salir a dar una vuelta y a tomar un par de cervezas, le digo a mi ma que saldría a estudiar a la casa de Evert (vivía al otro lado del silencio y el no tiene teléfono, información para mi madre) cuando me pregunta a que hora regresaría le digo que a eso de las 11.
Salgo corriendo me subo al Marce móvil y les digo a donde vamos? Marce estaba con cara de triste, nos mira y dice: Chicas extraño a mi chica podemos ir a verla, y Clau y yo le decimos que no hay problema, cuando el dice que ella estaba en Sorata haciendo un trabajo para la universidad.
En ese momento las dos damos un grito al cielo y le decimos que esta loco, que ir a Sorata no es como dar un paseo a la plaza, él como usualmente lo hacía nos convence y nos jura por todos los santos del mundo que estaríamos en nuestras casitas a eso de las 11 y 30, aceptamos y comienza el trayecto.
Ponemos música a todo volumen, compramos un par de cervezas y cigarros y el viaje estaba saliendo bien, llegamos a Sorata a eso de las 8 de la noche, en la plaza estaban compañeros de universidad de la chica de Marce y compartimos con ellos un par de cervezas, muy emocionados nos invitan a quedarnos en el hotel, Clau y yo nos miramos y nos imaginamos a nuestras madres persiguiéndonos con palos y queriéndonos llevar al convento (algo dramáticas nuestras imágenes, pero en ese momento uno se imagina de todo). Miramos seriamente a Marce y le decimos que el prometió llevarnos a casa a mas tardar hasta las 11 de la noche y que queríamos volver.
Nos despedimos de los amigos que aparte no estaban para nada mal, pero bueno una locura más y nos castigaban de por vida.
Subimos a carro y emprendemos el viaje de regreso, con las cervezas me sentía algo cansada así que me recuesto y me pongo a dormir, en eso siento que el carro estaba inmóvil me levanto y pregunto que paso.
Clau: este imbécil no tiene llanta de auxilio, ni gata
Marce: (entre risas) pero yo que sabia que se iba a pinchar la llanta
Yo: Cómo, dónde estamos.
Se podía ver el camino y a los costados un enorme vacío, todo oscuro y unas pequeñas luces en el fondo, la carretera estaba vacía.
Marce dice que vio una casita unos kilómetros atrás y que iba a ver si le podían prestar una llanta, Clau decide acompañarlo mientras yo me meto entre los asientos y fumo desesperadamente.
Pasan unos minutos para mí una eternidad y regresan indicando que no hay nada, Clau y yo estábamos histéricas, veíamos la hora y eran las 11, en eso se le ocurre a Marce ir hacia una de esas luces de los costados de la carretera y ver si nos pueden ayudar, yo no me quería quedar de nuevo en el auto sola así que decido acompañarlos, (en el altiplano cuando no hay luna llena todo es oscuridad) nos agarramos del brazo en medio Marce para sujetarnos bien, en el camino hacia la lucecita pisamos una huerta de papas o algo parecido, cuando nos faltaba una distancia considerable escuchamos ladridos de perros, salimos disparados de regreso al automóvil, con tropiezos, caídas sujetadas de brazo muy torpes.
Marce trataba de calmar nuestra histeria haciendo bromas con relación a la situación en la que nos encontrábamos, en eso se ve a lo lejos del camino unas luces, Clau me dice ese es nuestro pase de salida, saco mis cosas del automóvil y nos paramos en el camino haciendo señales para que nos vean, era una camioneta de cabina simple y se detiene, y preguntamos si nos podían llevar y dicen que si.
Nos subimos a la parte trasera de la camioneta y nos despedimos de nuestro amigo, el cual nos dice que estamos muy locas y que si nos pasa algo no será su culpa, le mandamos un par de besos y nos despedimos.
Ir en camioneta en noche por el altiplano es una cosa horrorosa, el frío penetra hasta los huesos, los señores de rato en rato daban la vuelta para ver como estábamos, las dos muy asustadas estábamos al borde de la camioneta dispuestas a saltar en caso de que algo se les ocurra hacernos. (Muy sabio de nuestra parte).
En eso se detiene la camioneta y sale un señor, nos ofrece una frazada para cubrirnos, le aceptamos al instante y las dos, con lagrimas en los ojos nos decimos que fue un gusto habernos conocido y que fue linda nuestra amistad mientras duro, mientras hacíamos eso veíamos luces, y creíamos que estábamos entrando a El Alto y luego las luces se iban hacia otro lado, bueno esta será la última estupidez que hagamos, será que nos están llevando a otro lado, esas eran las palabras que salían de nuestras bocas todas temblorosas.
Cuándo ya las lagrimas comenzaron a brotar de nuestros ojos llegamos a El Alto, no pensaba que un día me alegraría de ver esa ciudad, pero ese día fue algo maravilloso, me parecía el lugar más lindo del mundo.
Los señores muy amables nos llevaron hasta el centro, porque debían tomar otro rumbo y era lo máximo que nos podía acercar, fuimos las personas mas agradecidas del mundo, no sabíamos que palabras mas decirles por la ayuda.
Llegue a mi casa a las 4 de la madrugada congelada y con dolor de cabeza.
A las 7 de la mañana, suena el timbre de una manera intermitente era Marce queriendo saber si había llegado bien, si no nos había pasado nada, me vio y me dijo que era una insensata, que cómo podía haber echo esa estupidez, para terminar me dijo que si esperábamos pasaba un carro el cuál ayudo con una llanta sana.
Cuando me dicen que viajemos, veo primero si hay llantas de repuesto y herramientas necesarias para no quedar en medio camino.

1 comentario:

MaríaEscándalo dijo...

Si que esta gata tiene muchas vidas!! Vaya aventura la tuya, pero bueno... son experiencias locas que te hacen valorar y respetar la vida.